LAS ACERAS DE QUITO
LA CIUDAD

El pésimo estado y el abandono en el que se encuentran las aceras en Quito no es otra cosa que el reflejo de la excesiva expansión urbana y el alargamiento de las distancias entre la vivienda y el empleo que ha derivado en el uso del automóvil. Alrededor de 700.000 automóviles circulan en Quito, aumentando 8 veces más que la tasa de crecimiento poblacional. Esos miles de automóviles a la vez producen el 96% de la contaminación ambiental, ante cuya afectación la “asociación de peatones en Quito” ha hecho un llamado a la población para que “camine y no contamine.” El automóvil se ha convertido en el REY y el peatón en su cortesano, esto se comprueba al revisar el gasto que hace el Municipio de cada 100 dólares, alrededor de 43 los destina a la vialidad y solamente 3 y pico los destina al peatón, se ha impuesto “la lógica del automóvil”.

El crecimiento desmedido y desordenado de la ciudad ha sido analizado por la periodista Lorena Ballesteros en su artículo “Quito: la ciudad que se fuga a sí misma” en cuyo texto se entiende como se sustituyó la concentración, que es la característica del concepto ciudad, por la dispersión, que significa lo rural, en consecuencia se indujo al uso del automóvil privado para movilizarse como es el caso en los Valles de los Chillos y más en el Valle de Tumbaco en los que se carece completamente de la dotación de un sistema de aceras para la circulación peatonal. Este grave error debe rectificarse lo antes posible ¡hay que acercar la vivienda a los servicios para que sean accesibles a pie, caminando, convirtiendo esta práctica en un sistema de movilidad sostenible, no contaminante.

Hace algunos años, antes de la formulación del DMQ, la FAU UCE realizó un estudio de densidades poblacionales por uso, dentro de los límites urbanos establecidos por el Municipio. ¡Se concluyó que con edificaciones de máximo cuatro pisos en esa superficie cabrían alrededor de cinco millones de habitantes! Si se diera tal concentración se multiplicaría la eficiencia de los bienes y servicios, se optimizarían los tiempos de los desplazamientos y sobre todo se beneficiaría la relación entre la ciudad y el paisaje que fue en 1978 uno de los atributos que incidió en la declaratoria de la UNESCO “Quito Patrimonio de la humanidad”.

El estado en el que se encuentran las aceras también refleja una falta de preocupación del Municipio para generar una verdadera cultura vial en la que la movilidad a pie, caminando, se considere parte importante del sistema de movilidad urbana. Según el propio Municipio se calcula que alrededor del 50 % de la población se desplaza a pie, sin embargo, los peatones son los más vulnerables, según la AMT en el año 2.016 se registraron en Quito alrededor de 1.160 siniestros a peatones con 48 fallecidos, según la misma fuente el número de choques se reducen cada año mientras que el número de atropellamientos se incrementa. Sin duda esto se debe al mal estado de la infraestructura peatonal que no presenta las condiciones apropiadas para caminar, y que obliga a los peatones a transitar por la calzada. También ocurre que los espacios peatonales y particularmente las aceras son invadidas por los vehículos o porque son ocupadas para diversos usos, pero fundamentalmente porque no cumplen con las normativas para que la población vulnerable como son los ancianos, mujeres embarazadas, coches con bebés, niños, personas en sillas de ruedas, etc. se puedan desplazar con la debida seguridad.

Es indispensable establecer un sistema de rutas peatonales continuas y debidamente señalizadas, incluyendo los cruces viales a nivel, evitando los pasos elevados que se han constituido más bien en grandes obstáculos, antes que en una solución. Es indispensable incluir a los peatones como actores importantes en el Plan Maestro de Movilidad para el DMQ y desde luego impulsar la educación vial hasta obtener una “cultura de movilidad”. que consagre a las aceras como espacios exclusivamente peatonales. En las fotografías que forman parte de este ensayo se grafica el estado desastroso en el que se encuentran las aceras en Quito. Son tratadas como si fueran “tierra de nadie” por el abuso de quienes las han adaptado a sus necesidades vulnerando de esta manera el derecho público que es prioritario para la circulación de las personas. 

Si este abuso se ha producido es debido a la tradicional indolencia Municipal, a la falta de control al no imponer a los frentistas como reglamentación obligatoria el “manual de aceras” que fue elaborado en el 2009 por la Empresa de Desarrollo Urbano de Quito. En dicho documento se contemplan las normativas técnicas necesarias para garantizar la seguridad de los peatones, optimizando las pendientes máximas, las dimensiones mínimas, los materiales, la señalización y demás detalles que garanticen la circulación de los niños, ancianos y gente discapacitada con plena seguridad y confort.  Es necesario eliminar barreras peatonales físicas, es indispensable entregar a la ciudadanía espacios de la mejor calidad para incentivar a las personas  para que caminen  y se mantengan en buen estado de salud.‍

la CIUDAD

Complejo arquitectónico-paisajístico Hotel Quito.
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La verbalización del arquitecto

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Palabras claves: ejercicio profesional, arquitecto.
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Inicios de la educación del arquitecto

Diego Oleas
Palabras claves: educación del
arquitecto.