Crecer con un hueco en el corazón:
Una mirada a la deshabitación del núcleo de Quito
a propósito de la actualidad del barrio Larrea 
LA CIUDAD

El título del presente texto podría interpretarse como una especie de declaración nostálgico-romántica. Sin embargo, se trata simplemente de un uso más de la antigua metáfora corpórea que interpreta a la ciudad como una analogía de la forma corporal humana y su funcionamiento (Sennett 2019).

El recurso lo utilizo básicamente por dos razones; la primera, para poder explicar de una forma quizás más sencilla o familiar un problema muy complejo y, segundo, porque parece pertinente hacer uso del recurso analógico si de lo que se trata finalmente es conseguir la empatía del lector hacia esta triste realidad por la que nuestra ciudad atraviesa desde hace ya algunos años. Talvez es justamente esta la razón por la cual Guillermo Jones Odriozola iniciaba su memoria descriptiva del anteproyecto del Plan Regulador de Quito con una analogía orgánica de este mismo tipo (1948).

La historia del barrio Larrea está atada al mencionado plan, si bien es cierto que su origen es anterior, el desarrollo y transformación urbana más importante es consecuencia de este instrumento de planificación. El barrio está ubicado en el centro norte de Quito, en lo que hoy podemos llamar el “corazón de la ciudad” y está limitado por el barrio América, Santa Prisca, el parque del Ejido y la Avenida Pérez Guerrero. Aunque me parece es más interesante ubicarlo en relación a la propuesta de Jones Odriozola; está directamente relacionado con que serían tres de los más importantes proyectos de esa idea de ciudad: el Centro Cívico (alrededor del edificio de la Asamblea Nacional), visto “como una especie de Cerebro de la Nación” (1948), El Centro Cultural (actual casa de la cultura) y el Centro Universitario (actual Universidad Central del Ecuador).

Esta estratégica ubicación le permitió al barrio ser un importante polo del desarrollo urbano y arquitectónico en las décadas entre 1950 y 1980, en él se implantaron algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura moderna de la ciudad, destacan la sede matriz del Banco La Previsora, el edificio matriz del IESS, el conjunto de edificios gubernamentales, bancarios y administrativos de la calle Santa Prisca, entre otros. La actividad consecuente a este desarrollo le permitió convertirse rápidamente un atractor de inversiones de diferente tipo, incluidas la vivienda, oficinas y hotelería. Además, seguramente motivado por el creciente número de habitantes y usuarios, se ubicaron en el sector una serie de importantes equipamientos como por ejemplo la escuela Eugenio Espejo, el Instituto Nacional Mejía (aunque implantado con anterioridad en el sector), el hospital Carlos Andrade Marín, etc. Todos, ocupando edificios de gran calidad. Lo mencionado me lleva a afirmar que este sector posee un importante e indiscutible valor simbólico y patrimonial para la ciudad.

Ahora bien, si todo lo dicho tendría alguna lógica en el tiempo, la evolución de estas características tendrían como consecuencia una situación actual no muy diferente a lo que pasaba hasta los años setenta, sin embargo, nada esta mas lejos de esa realidad. El otro raboyante y activo barrio, hoy se encuentra inmerso, al igual que el propio Centro Histórico y el barrio Mariscal Sucre, en un lastimoso proceso de abandono progresivo. La pérdida de habitantes se evidencia en una serie de edificios, muchos con un valor arquitectónico excepcional, que hoy están prácticamente desocupados y en proceso de clara destrucción debido a la falta de mantenimiento. Adicionalmente, existen en el lugar una serie predios no edificados o cuyas obras se detuvieron y han quedado abandonados. Lógicamente, la deshabitación provoca poca aprehensión por parte de los escasos usuarios, por lo tanto, hoy somos testigos de un barrio inseguro, de bajas rentas en el que han aparecido una serie de fenómenos típicos de la desidia como la prostitución o la distribución de todo tipo de mercancía de dudosa procedencia.

¿Hay culpables?

La respuesta es compleja y naturalmente aparecerá en el presente texto como incompleta, pero temo que es mi responsabilidad al menos esbozarla. El primer detonante me atrevo a decirlo, es el producto de una mala mezcla; la voracidad reproductiva del espacio provocada por la especulación inmobiliaria y una muy mala planificación y legislación urbana por parte de la administración local, siempre tardía y desbordada, la inoperancia ha provocado por un lado un crecimiento descontrolado de la ciudad y por el otro, una ausencia de políticas urbanas que motiven el uso de una infraestructura ya instalada. 

A esto se suma un sistema cultural – educativo que tiende a minimizar o simplificar la importancia de la ciudad y la arquitectura como bienes de valor simbólico, lo que ha provocado que el ciudadano común no se sienta identificado con los lugares y los objetos que, aunque no lo sepa, lo representan, y por lo tanto no los pueda defender.

En el caso de la arquitectura, con sus actores e instituciones, ha perdido capacidad crítica y política para visibilizar el problema, la disciplina es de hecho, un instrumento servil de los actores detonantes ya mencionados y con excepción de los eventuales ejercicios académicos sobre el sitio, guarda un silencio cómplice.

Conclusión

Con seguridad el lector espera que le ofrezca como conclusión una respuesta para el problema o, al menos, un camino hacia ella. Pero debo aceptar que la solución no vendrá de una sola cabeza, es tan compleja como lo es el problema y requiere de una participación amplia de actores en los que la arquitectura y el urbanismo son solo un componente más. Sin embargo, no me siento del todo defraudado conmigo mismo, al menos siento que hoy cumplo con mostrar al público como este gran organismo llamado Quito sigue creciendo con su corazón cada día más vacío. 


REFERENCIAS:

- Municipio de Quito. Plan Regulador de Quito. Quito: Imprenta Municipal, 1948.Sennett, Richard. Carne y piedra. Madrid: Alianza Editorial, 2019.




la CIUDAD

Complejo arquitectónico-paisajístico Hotel Quito.
¿Qué sigue?

Mauricio Luzuriaga
Palabras claves: Quito, patrimonio cultural.
EL LUGAR

La apropiación forzosa del escaso espacio público

Isabel Orquera
Palabras claves: espacio público, apropiación forzosa.
EL EJERCICIO PROFESIONAL

La verbalización del arquitecto

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Palabras claves: ejercicio profesional, arquitecto.
la educación

Inicios de la educación del arquitecto

Diego Oleas
Palabras claves: educación del
arquitecto.